El gran dilema del calzado
El calzado es ese gran desconocido que genera muchas dudas y muchos problemas. Para ir del casa al trabajo, estar 8 horas sentado, o casi, y volver a casa nos vale "casi" cualquier zapato. Pero si nuestra actividad requiere horas de pie, caminando o nuestro ocio o deporte provoca la repetición del impacto de nuestro peso sobre el pie, necesitamos algo que ayude a minimizar los perjuicios que provoca esa actividad.
A raíz de una entrevista en el programa Ser Consumidor con el presidente de la Sociedad Española de Podología Deportiva, he recordado una de las conversaciones más frecuentes que ocurren cuando un paciente con un problema de pie, tobillo o gemelo llega a la clínica y que yo llamo: “los mitos y leyendas del zapato”.
La altura, el material o el tipo de calzado son las dudas o errores más típicos a la hora de calzar nuestros pies. Muchos defensores de los zapatos extraplanos o aquellos que dicen que los zapatos son los causantes de muchos problemas de nuestro cuerpo, defienden su elección diciendo que el cuerpo humano está diseñado para caminar sin zapatos, como nuestros antepasados, y eso no es del todo cierto cierto. Puede que estuviera diseñado, pero ahora mismo caminar sobre superficies duras sin calzado nos supondría, en la mayoría de los casos, tantos problemas y dolores que sería imposible. Quizás, tras mucho caminar sin zapatos y tras numerosas adaptaciones de nuestro pie y cuerpo, pudiéramos llegar a eso pero está claro que no es lo mejor y tampoco lo más saludable.
Una vez explicado porque sí debemos llevar zapatos, entremos en materia:
¿Zapatos con tacón o planos?
Ni tanto ni tan calvo. Todos tenemos claro que los tacones son malos para el pie, provocan dolores en la planta, juanetes o desviaciones del dedo gordo, acortamiento del gemelo, alteraciones de la posición de la pelvis y por lo tanto de la columna lumbar…pero ¿Qué altura se considera que es perjudicial? El tacón ideal es aquel que nos da de 2 a 3 cm de atura respecto al apoyo delantero del pie (justo antes del nacimiento de los dedos), es una altura cómoda, que permite en correcto movimiento del pie, que no fuerza la cadena muscular posterior y que permite tener un material entre el talón y el suelo que amortigüe el impacto. Por esto mismo, los zapatos extraplanos, sin apenas tacón y casi sin suela no son una buena elección.
¿Cordones, velcro, o nada?
Sin duda, lo mejor son los zapatos con cordones y las razones son muy importantes. Cada persona tiene un pie diferente, con una anchura, altura y longitud diferentes y por eso el elemento que hará que unos zapatos se adapten correctamente a un pie son los cordones (además del número correcto). Al apretar y ajustar el zapato permite que el pie vaya más seguro (menor riesgo de esguinces de tobillo), mayor soporte de la bóveda plantar (evitamos que se sobrecargue y que aparezca la fascitis plantar junto a otro elemento que es la plantilla) y nos permite adaptarnos a las diferentes formas que puede adoptar un mismo pie (por ejemplo cuando se nos hincha a lo largo del día).
¿Importa la calidad?
Sí y mucho. Una calidad en los materiales, el diseño y los estudios detrás de unos zapatos pueden ahorrarte muchas sesiones de fisioterapia y sobre todo mucho dolor.
¿Es bueno cambiar del calzado?
Parece ser que en la sabiduría popular esta instaurada la idea que cambiar de tipo de zapato es lo mejor. Combinar tacón, plano, bota, deportiva, etc. no tiene ninguna ventaja, lo único que hace es evitar que si eliges mal tu tipo de zapato, no lo pongas todos los días y te provoques una lesión. Si eliges bien, no hace falta cambiar (OJO) el tipo de calzado, que de zapatos sí. Hay que cambiarlos porque se desgastan, se deforman y se estropean con el uso y eso también puede lesionarte.
¿Y qué compro?
El zapato ideal es la zapatilla de correr. La diferencia en altura entre el talón y la puntera es de 1-3 cm, con suela flexible, con agarre y buena amortiguación, materiales que se adaptan y que dejan transpirar el pie, cordones y con una suela que sujeta el arco plantar y que si no lo hace se puede retirar y colocar una de silicona o personalizada por el podólogo.
Cuando un paciente dice que no se baja de los tacones (por estética o por cabezonería) o que sus mocasines viejos y sin cordones son los mejores, yo procuro no discutir, le informo de lo que está provocando en su pie y su cuerpo pero las manías con los zapatos están fuertemente arraigadas y los pacientes no suelen ser fáciles de convencer. Pero donde sí insisto, y mucho, es que nuestro pie sufre mucho cuando pasamos horas de pie, caminamos o corremos y en esos momentos los zapatos correctos son indispensables para evitar problemas. Ir a cenar con unos tacones de 10 cm no es lo más saludable, pero caminar con ellos media hora, cenar y otra media hora de camino a casa un fin de semana no es nada comparado con estar dos horas de pie sobre ellos o irse de compras durante 3 horas y encima repetirlo casi diariamente. Es en el trabajo, ocio o deporte el zapato correcto es importantísimo para no sufrir dolores en el pie y no lesionar partes de nuestro cuerpo que nos provocan mucho sufrimiento y dolor.
Nuestro zapato habitual, sino podemos utilizar una zapatilla de correr, debe tener la mayor cantidad posible de las características arriba escritas y así poder defender a los pies y nuestro cuerpo de las exigencias diarias.
David Nieto Marcos, Fisioterapeuta